Amo
dormir, más que comer, más que bailar. Dormir es un tesoro preciado para mí.
Sin embargo, con frecuencia olvido mi amor por el descanso y me acuesto tarde
en la noche. Pocas horas después, me despierta esa necia alarma gritando que
debo dejar de soñar.
Con
pereza me estiro y lentamente abro los ojos, todavía enojada por ese sonido que
me interrumpió el sueño y deseando dormir un poco más. En ese momento me
acuerdo de ti, mi motivo para sonreír. Recuerdo que tengo el trabajo más
divertido con el chico más divertido, y me lleno de alegría y expectativa sobre
qué sorpresa nos traerá hoy el día. No todos tienen mi fortuna: tocar la vida
de otro. No todos tienen mi fortuna: que día tras día tú toques la mía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario